Los chavales ya están en el cole. Cada uno ya está centrado en sus trabajos. El verano ya ha quedado atrás y la rutina se impone. Gimnasios, extraescolares… El fresco poco a poco se está instalando y empieza a anochecer antes. Llega la época de cuchara. Ya apetece hacer platos de puchero para compartir antes de sentarse en el sofá con la mantita.
Por eso, una de las grandes protagonistas de los fogones es la morcilla. Es la reina de los ‘sacramentos’. Las alubias o las lentejas empiezan a estar en los menús de los hogares. Porque ¿a quién no le gusta disfrutar y degustar un buen y caliente pincho de morcilla en estos días fresquitos característicos de esta estación? o ¿a quién no le gusta comer un buen plato de legumbres acompañado de una buena morcilla?
La morcilla es un producto que ha estado presente en nuestra gastronomía durante siglos, siendo un elemento fundamental en la matanza del cerdo y en numerosos platos tradicionales. Conocida por su sabor único y su versatilidad en la cocina, la morcilla se ha ganado un lugar especial en nuestras mesas y en la cocina de muchos chefs de renombre.
Y puestos a elegir, no hay duda de quién manda. La de Ormaiztegi, de Jesús Mari Deba. Es la mejor morcilla de cebolla de la zona, ninguna es igual. Y en Muñoa te está esperando.
La morcilla es uno de los productos fetiche de nuestra gastronomía y muestra de ello tenemos los concursos que se celebran a lo largo de estos meses, que tienen una gran repercusión, sobre todo en la zona de Goierri.
Jesús Mari Deba empezó como aprendiz de carnicero y trás varios años ejerciendo la profesión en diferentes carnicerías, decidió emprender su aventura en solitario. La motivación de fabricar exclusivamente morcillas, vino del aumento de la demanda de estas y de las enormes posibilidades que el negocio ofrecía. Embutidos Jesús Mari Deba adquirió una fábrica con amplias instalaciones, totalmente adaptada y con personal suficiente para atender las necesidades de los clientes. De todo esto hace ya 40 años, en los cuales la perseverancia, la alegría y un magnífico producto forman parte del día a día.
Es tiempo de cuchara. Es tiempo de la morcilla de Ormaiztegi. La auténtica, la de verdad. Y si le añades los mejores chorizos y la mejor costilla... ¡Un pecado!